Greetings! ,
"Nos ganamos la vida sin lo que nos dan; construimos una vida con lo que damos." W.C.
La "conciencia verde" esta de moda y sigue cobrando importancia. Al parecer, hay cada vez más gente preocupada por la causa ecológica. En la medida que el calentamiento global, el reciclaje, la dependencia de los combustibles fósiles y la contaminación siguen siendo temas importantes, deberíamos intentar dejar una huella lo más leve posible en un plano ecológico. Queremos ser buenos administradores del planeta debido a la responsabilidad que Dios nos ha encomendado en relación con su creación. Pero mientras buscamos maneras de aligerar nuestra huella ecológica, deberíamos pensar en hacer más notoria nuestra huella espiritual. Necesitamos dejar la huella más positiva y duradera posible en la vida de las personas. Para eso, tenemos que saber con certeza el tipo de impresión que dejamos en las vidas ajenas.
No tenemos que convertirnos en misioneros, ser muy ricos ni dejar nuestro empleo. Si queremos dejar una huella para los que nos siguen, sólo tenemos que amar a Dios, servir a otros y dar de lo que nos ha sido dado. Una de las mejores maneras de contribuir a nuestra huella espiritual única es por nuestra manera de tratar a otros.
Así como debemos controlar nuestras emisiones de gases industriales tóxicos y disminuir la contaminación, también tenemos que ver qué sucede con la confusión que se acumula en nuestra alma. Puede resultar tentador pasar por encima de nuestras faltas y defectos, y centrarnos exclusivamente en su espiritualidad y señalar las faltas de todos los demás mientras ignoramos las propias.
Dios nos pide que miremos en nuestro interior y examinemos nuestra conciencia sin juzgar a los demás. En Isaías 1:18, leemos:
"Aunque vuestros pecados sean como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; aunque sean rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana"
Todos hemos cometido errores, nos hemos equivocado en decisiones y hemos herido a las personas que más queremos. Puede que intentemos esconder la basura de nuestras almas, ignorarla y pretender que no está ahí, pero eso no elimina la contaminación que erosiona y ahoga nuestros corazones. Juzgamos a otros, comparándonos de tal manera que nos hace parecer mejores porque no hemos cometido los mismos errores. Sin embargo, los pecados son pecados. Puede que tu y yo tengamos diferentes pecados en nuestra vida, pero en todos los casos nos quedamos cortos con respecto a las exigencias de Dios. Todos hemos conocido un alma manchada porque todos pecamos.
Lo que debería transformar nuestras vidas, no obstante, es que Jesús nos perdona y nos limpia de nuestros desechos más profundos. La mayoría de las personas que saben que se acercan al final de sus vidas se ven obligadas a confrontar sus faltas, remordimientos y errores. A menudo se sienten más predispuestas que nunca a entregarse al don de la gracia de Dios. Nos conviene saber que tenemos ese don al alcance de la mano todos los días, nos queden sólo cuatro semanas o muchos años de vida en este mundo.
Si queremos dejar un legado de gracia para aquellos que vendrán después de nosotros, tenemos que empezar reconociendo que necesitamos el perdón de Dios. Una de las mejores maneras de hacer esto es haciendo un examen de conciencia todos los días. Cuando tenemos las cuentas claras con Dios, impedimos que se acumulen los desechos espirituales y bloqueen nuestra capacidad para amar y servir a los demás.
Piensa en un ser querido que ha pasado a mejor vida ¿Cómo describirías su legado espiritual? ¿Qué te gustaría emular del carácter de esa persona?¿Qué quisieras evitar?
¿Hay alguien que necesite tu perdón? Reflexiona sobre el alto precio que Dios pagó para perdonarte, y luego pregúntale que acción quiere que emprendas en relación con esa persona
Queremos saber acerca de lo que Dios está haciendo en tu vida, y como esta serie te esta ayudando a vivir apasionado, plenamente vivo y sin remordimientos. Por favor escríbenos si tienes un testimonio, idea, petición o solo para decir hola a
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