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¿Cuánto de nosotros, siendo niños, hacíamos castillos de arena cuando estábamos en la playa?
Sin embargo ahora que somos mayores ya no ocurre tan a menudo, antes solíamos quedarnos horas sentados, cavando y alisando, trabajando con la pala y aplanando, intentando construir bien la torres, y haciendo un bonito foso que luego llenábamos con agua que traíamos en baldes de juguete. Cuando éramos muy pequeños nos asombraba cuando la marea comenzaba a subir. Las olas llegaban cada vez más lejos, hasta que la espuma comenzaba a llevarse los bordes del castillo, y finalmente, lo inundaba todo. Nos dábamos cuenta que el castillo no sería eterno, pero hacíamos unos cuantos intentos antes de darnos por vencidos.
Desafortunadamente, existen muchas personas al final de sus vidas sintiéndose de la misma manera. Trabajan sin parar, siempre sujetos a un horario agitado y sobrecargado. Al final, sus cuerpos los obligan a bajar el ritmo y a echar una mirada a aquello que han construido con tanto esfuerzo. La dura realidad que descubren a menudo es que gran parte de aquello por lo que han luchado no perdurará. Después de que ellos mueran, será borrado como un castillo es borrado por la marea alta.
Ahora que comenzamos esta cuarta parte y nos centramos en el principio de partir audazmente es muy importante entender lo que hay que invertir para dejar un legado duradero antes de que sea demasiado tarde. Si sólo te quedara un mes de vida, podrías hacer algunos cambios que mejorarían lo que dejas a tu paso.
Pero es mucho mejor saber que contribuyes a tu legado cada día a lo largo de muchos meses y años, y que todo aquello por lo que trabajas durará una eternidad. La única manera de crear ese legado duradero es inyectar tus recursos más valiosos en las inversiones con la mejor rentabilidad, es decir, en las personas. Nuestras relaciones son la única inversión que no puede destruir un incendio o un desastre natural, o perderse en el mercado de valores.
¿Cuántos somos los que utilizamos nuestros recursos para crear cimientos sólidos para nuestros castillos de arena? Si realmente queremos dejar un legado que perdura para toda la eternidad, tenemos que mirar más allá de nuestros hogares, nuestra cartera de inversiones y nuestras joyas familiares. Si queremos dejar un legado que no sea arrasado por las aguas del tiempo, tenemos que llevar a cabo una inspección en este momento de la vida que actualmente construimos. Debemos evaluar con honestidad el castillo que estamos construyendo para asegurarnos de que no está hecho de arena sin consistencia.
Hay miles de cosas que podemos hacer en la vida, pero sólo hay unas pocas cosas que Dios quiere que logremos. Cuando llevamos a cabo el plan que Él ha establecido para nosotros, todo encaja en su lugar.
"Mirad, pues, con diligencia como andéis, no como necios, sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos. Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor" Efesios 5:15-17
Revisa tu calendario del mes pasado
¿Cuánto tiempo dedicaste a objetivos temporales? ¿Cuánto tiempo dedicaste a un legado eterno?
Revisa tu talonario y los extractos de tu tarjeta de crédito.
¿Cuánto dinero gastaste en objetos temporales?
¿Cuánto en inversiones para la eternidad?
Piensa en al menos un objetivo para invertir en un legado eterno durante esta semana.