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En un día como hoy, en el que Colombia se despierta llena de esperanza y pudiendo hablar del conflicto armado con las FARC como una dolorosa parte de su historia que termina, nos unimos a las voces de los miles de maestros y maestras que tuvieron que proteger a los niños de la guerra aun a costa de su propia vida; nos unimos a las voces de sufrimiento de los niños, niñas y adolescentes de Cauca, Chocó, Caquetá, Antioquia, Santander y Norte del Santander, por nombrar solo algunos, víctimas del desplazamiento y que vieron morir a sus padres y a sus amigos a manos de la violencia; nos unimos a todas esas voces que llegan de nuestros capítulos regionales para celebrar que el país demuestra su capacidad de dejar atrás el horror y abrazar la paz.
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